El agro ecuatoriano enfrenta grandes desafíos actuales: por un lado, aumentar la productividad de los cultivos y, por otro, enfrentar las plagas, enfermedades y los eventos climáticos que impactan negativamente en las cosechas.
Ante estas adversidades, una de las alternativas de solución es la bioestimulación, un conjunto de prácticas y técnicas utilizadas en la agricultura para mejorar el crecimiento, desarrollo y rendimiento de las plantas a través de la aplicación de sustancias.
Estos productos estimulan procesos metabólicos y fisiológicos en las plantas sin ser nutrientes o pesticidas. Algunos ejemplos de bioestimulantes incluyen extractos de algas, aminoácidos, ácidos húmicos y fúlvicos, microorganismos y otros compuestos orgánicos.
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Ante esta realidad, la empresa Yara Ecuador realizó el lanzamiento de dos bioestimulantes que permitirán a la planta tener una mayor resiliencia al estrés abiótico, y que concentre su energía en crecer, florecer y producir.
“Estos bioestimulantes contribuirán a la seguridad alimentaria y la salud del planeta, y estarán al alcance de los agricultores ecuatorianos para mitigar los efectos e impactos que puede tener el exceso de lluvias en los cultivos”, manifestó Alexis Villacrés, gerente de Agronomía de Yara Ecuador.
La noción de bioestimulantes en la agricultura ha existido durante décadas, pero su uso y comprensión ha evolucionado con el tiempo. Para ser efectivos, estos deben tener una buena tecnología y formulación y previamente, se debe realizar pruebas de eficacia en las condiciones locales.
En Ecuador, los bioestimulantes pueden desempeñar un papel crucial en la adaptación de los cultivos de banano, flores, cacao, maíz y arroz, que son vitales para la economía y generación de empleo.