En el desarrollo de la industria avícola, un elemento importante fue la incorporación de distintas razas de aves a la variedad que existía en Ecuador hasta mediados del siglo pasado, lo que permitió una significativa mejora en la producción dentro de las incubadoras.
Según una investigación del Dr. Edgar Navarrete, las primeras ponedoras extranjeras para la producción industrial llegaron al Ecuador en 1952 y fueron de raza Leghorn.
Fueron importadas desde los Estados Unidos y criadas en la hacienda “Alchipichí”, en la zona de Puéllaro.
De estas primeras experiencias en producción avícola no se tiene ningún tipo de registros. Se especula que llegaban a un 70-75% de postura y permanecían poniendo hasta las 60 semanas.
En las décadas siguientes, llegaron nuevas razas como Shaver, De-Lab Warren, y Tatum. Desde 1990 al 2009, Avesca puso en el mercado aves de la raza Issa Brown, y de 1995 hasta la fecha, Incubandina provee de aves Lohoman y H&N.
La evolución de la producción de las aves de postura ha estado marcada por un excelente trabajo de selección genética y nutricional.
En la actualidad, se alcanza a 320 huevos, en 70 semanas de vida de las ponedoras y, como la vida útil de las mismas se ha prolongado debido a la alta persistencia de su postura, la producción se puede encaminar a 500 huevos en 100 semanas de vida.
Lea también: Ecuador conmemora el Día Mundial de la Inocuidad de los Alimentos
En esta parte, el alimento balanceado marca la diferencia en cuanto a la calidad de los huevos. La Asociación de Productores de Alimentos Balanceados (Aprobal) informó que el alimento de las ponedoras es más alto que el de los pollos de engorde en Calcio y Fósforo para poder formar los cascarones de los huevos.
En energía y proteína el alimento de las ponedoras es, en cambio, más bajo que la del pollo de engorde. De esta manera, se garantiza una sana nutrición de las familias con huevos y pollos de excelente calidad.