Más de $ 4.500 millones movió el comercio mundial de arándanos en 2020 con un crecimiento superior al 16%, según estimaciones del portal Blue Berries.
Una tendencia positiva que se mantiene en los últimos cinco años y que se acentuó con la propagación del Covid-19 en los diferentes continentes, pues los consumidores ahora prefieren productos que aporten con una alimentación más saludable.
Tal es el caso de los arándanos, que contienen un alto porcentaje de antioxidantes, fibra y vitaminas, motivo por el cual son considerados un súper alimento.
El crecimiento de la demanda mundial también ha incentivado la producción, en especial, en Sudamérica donde Chile cuenta con más de 15.000 hectáreas plantadas, seguido por Perú con alrededor de 13.500.
Y hay nuevos actores que están aprovechando este buen momento. Uno de ellos es Ecuador, que en la actualidad ya cuenta con alrededor de 50 hectáreas ubicadas en Carchi, Imbabura, Pichincha, Cotopaxi, Tungurahua, Azuay, Santa Elena, El Oro y Manabí.
Aunque las plantaciones no son extensas y la producción es incipiente, hay un gran potencial de crecimiento, asegura Diego Garzón, presidente del directorio de la recientemente creada Federación Ecuatoriana de Productores y Exportadores de Arándano (Fepexa).
Toda la cosecha nacional se comercializa localmente y a buenos precios, alrededor de $10 el kilo, cuando en el mercado internacional se cotiza a $6,5. En otras palabras, es un cultivo muy rentable, una realidad que pasa en diversos países, por ello al arándano se lo conoce como el ‘oro azul’.
Conforme aumente la producción el precio se irá ajustando a la baja, reconoce Diego Paredes, productor con 3 años de experiencia y que tiene 4 hectáreas en Yaruquí, Pichincha.
Justamente, uno de los motivos por el cual se creó Fepexa fue impulsar la producción de arándanos en el país, en especial, a través de la transferencia de conocimientos.
Los primeros emprendedores en este cultivo iniciaron en 2015 y durante este tiempo han aprendido el comportamiento de las diferentes variedades, como Biloxi, Emerald y Legacy, en el clima ecuatoriano.
“Hemos sacado curvas de aprendizaje. Nuestro país tiene características naturales y climáticas que nos han llevado a adaptar los protocolos de siembra, aquí se realiza el cultivo de forma diferente con relación a Perú, Chile y Colombia”, indica Garzón.
El gran objetivo de Fepexa es llegar a las 1.000 hectáreas de cultivo, y en ese proceso de crecimiento guiar a los productores a fin de lograr una fruta de calidad, con plantaciones de alto rendimiento y variedades certificadas.
Paralelamente, el gremio quiere contribuir para generar las mejores condiciones a fin de crecer, mediante el diálogo con las autoridades, la apertura de mercados, el control de costos de insumos, así como del contrabando que proviene del sur.
Ahora es el momento de Ecuador para comenzar a aprovechar el buen momento del ‘oro azul’.