Con innovación, jóvenes ecuatorianos le apuestan al agro

A través de la Escuela de Emprendimiento para Jóvenes Rurales se han desarrollado novedosas iniciativas para mejorar la agricultura. La tecnología es uno de los principales aportes.

La migración de los jóvenes rurales hacia la ciudad es una realidad preocupante en el país. El poco acceso a educación y la falta de oportunidades orillan a este grupo a migrar a las urbes.

El estudio Jóvenes rurales en Ecuador, elaborado por Rimisp en 2017, evidencia que el desempleo dentro de este segmento (18 a 29 años) llega al 10%, mientras que el 75% está con empleo inadecuado. Actualmente, a través de varias iniciativas se busca impulsar las actividades agropecuarias en este grupo etario, de tal manera que los jóvenes se conviertan en sujetos de cambio en sus zonas y sean ellos quienes implementen la tecnología para su uso y el de otros productores.

El Ministerio de Agricultura y Ganadería (MAG), a través de la Escuela de Emprendimiento para Jóvenes Rurales, trabaja desde hace 3 años en este objetivo. El programa -que arrancó su tercera edición en septiembre- busca promoverlos emprendimientos, desarrollar productos con valor agregado, así como el uso de innovación tecnológica y la reconversión de la producción a productos no convencionales.

El subsecretario de redes de innovación agropecuario del MAG, Andrés Pareja, comenta que dentro de la escuela se abordan temas administrativos, de emprendimiento y técnicos, con los que se desarrolla un modelo de negocio, se segmenta el mercado, y se dota de herramientas de marketing y de educación financiera.

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“Las temáticas técnicas han variado en función de las ediciones de las escuelas, con temas de: agricultura de precisión a través del uso de imágenes satelitales, riego tecnificado por medio del uso de sensores y la última será de ganadería inteligente”, señala.

Dentro de la dinámica de la escuela se realiza también un módulo “pitch” (presentación ante un posible inversor), en el cual los participantes dentro de una maratón de soluciones de 12 horas seguidas, desarrollan su idea de negocio. Los ganadores tienen la oportunidad de acceder el crédito Joven Rural del estatal BanEcuador para emprender su negocio.

La iniciativa ya tiene algunos casos de éxito y del certamen han surgido ideas que ya se están poniendo en marcha como: agroturismo, quinua orgánica, ordeño mecánico, optimización de microrganismos eficientes, incubación artificial, riego tecnificado, fumigación con drones, entre otros.

Y fue justamente de la última edición de esta escuela que surgió una aplicación móvil de asistencia para agricultores para la optimización del riego. La innovación, que se llevó el primer lugar en el certamen, fue ideada por el chimboracense Fares Akhras y consiste en una plataforma capaz de comunicarse con uno o varios sensores para medir constantemente las cualidades ambientales de las plantaciones.

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Fares Akhras desarrolló una aplicación móvil de asistencia para agricultores para la
optimización del riego. Foto cortesía.

El sistema, puede notificar oportunamente al agricultor sobre los cambios que se presenten en el cultivo y sugerirle posibles acciones. Si el sensor está conectado a un actuador, puede tomar acciones de manera autónoma, efectuando el riego necesario, siempre en contexto de la variedad de cultivo.

“Tomando en cuenta que muchas de las variedades de vegetales que se producen en el país tienen necesidades específicas, pero están sujetas a factores climáticos inestables, proponemos el desarrollo de una red de dispositivos que analizan estas condiciones y reaccionan de manera inmediata y autónoma”, manifiesta.

Los cultivos supervisados por el sistema, agrega, estarán menos expuestos a sufrir daños por sobre riego o sequía, a diferencia de los cultivos que reciben riego tradicional. Akhras explica que debido a que el diseño del dispositivo es modular, se le pueden añadir componentes como luces, motores eléctricos, humidificadores o ventiladores, o automatizar invernaderos para generar condiciones microclimáticas deseables. Si se incorporan sensores de nutrientes de solución, por ejemplo, el mismo sistema puede controlar el riego de sistemas hidropónicos.

Los sensores se comunican con un smartphone y entre sí mediante Bluetooth, WiFi y 4G. Esto permite el monitoreo y control a distancia. Los datos relevantes eventualmente se suben a servidores en la nube.

El diseño de la aplicación es intuitivo y no demanda de mayor experiencia. Actualmente, se lo utiliza para calibrar los componentes en un entorno artificial a pequeña escala en Chimborazo, su creador está en la búsqueda de agricultores voluntarios que quieran participar en esta fase experimental.

“En nuestra investigación hemos comprobado que la aplicación de sistemas de automatización no solo es viable, sino que siempre es la opción más eficiente y a largo plazo la más económica”, asegura.

Otro proyecto novedoso que surgió de la escuela y que también busca optimizar el agua es el de Daysi Criollo. Esta joven egresada de la carrera de ingeniería agronómica de la Universidad de Cuenca, ideó un riego automatizado por goteo de bajo costo, a través de sensores (higrómetros), aplicables a invernaderos o campos abiertos.

Éste consiste en programar los sensores de humedad de suelo a una placa que active una electroválvula, para que encienda el riego automáticamente cuando estos alcancen valores mínimos y lo apague cuando tengan valores altos, dependiendo del cultivo.

Este sistema busca ahorrar agua, costos y tiempo al agricultor, así como desarrollar el cultivo y evitar enfermedades por exceso de humedad.

“En un cultivo semi hidropónico de fresa, el resultado es positivo porque ahorra tiempo y agua, que hoy en día es escasa en la zona. Al encontrar los equipos en nuestro medio es de fácil adquisición y su manejo es fácil para el agricultor, si algún sensor o equipo se daña se puede comprar de manera fácil”, comenta.

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A través de la Escuela de Emprendimiento para Jóvenes Rurales se busca llevar tecnología e innovación al campo. Foto cortesía MAG

A decir de esta joven, hoy en día el trabajo agrícola no es valorado y el agricultor, quien hace el trabajo pesado, no obtiene el pago justo por sus productos. Esto y la falta de apoyo para poner en marcha los proyectos de los jóvenes, los desincentivan del trabajo en el campo.

Una de las estrategias que cree debe tomarse para revertir el problema, es impulsar la agricultura sostenible y que las instituciones públicas y privadas den un mayor apoyo para que los productores puedan tener un acceso directo a los mercados de distribución e incorporen nuevas tecnologías a su labor.

Con esto último coincide Fares Akhras, quien agrega que la falta de innovación y en especial de inversión capital para emprendimientos desmotiva a los jóvenes en el sector rural. “Los gobiernos municipales deben fomentar el conocimiento y la inversión agrícola mediante programas que benefician a los nuevos empresarios”, expresa.

Sobre todo, continúa Criollo, porque los métodos de producción tradicionales en el campo demandan un trabajo arduo y jornadas prolongadas. Mientras que los trabajos de la ciudad son más atractivos para la nueva generación.

“Sin embargo, creo con una mayor inversión y aplicando métodos modernos, es posible tecnificar el agro, de tal manera que no se necesiten tantas horas de trabajo, con menos gastos de producción y mayor rentabilidad”, asegura.

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