Promover y comercializar sus productos resulta todo un reto para las pymes y pequeños productores, especialmente si no cuentan con el respaldo financiero o de infraestructura para hacerlo. A fin de alcanzar buenos niveles de competitividad, lograr mejores oportunidades y darse a conocer en el mercado, la figura de la asociatividad se ha vuelto clave.
Una muestra de lo que se puede alcanzar bajo este esquema se aprecia en Café Intag. Esta Asociación Agroartesanal de Caficultores nació en 1998 con apenas 17 agricultores, hoy estos suman más de 100.
Su administrador, Ramiro Fuertes, cuenta que los socios, pertenecientes a la zona de Intag, en la provincia de Imbabura y noroccidente de Pichincha, le apostaron al cultivo de café arábica de altura debido a las condiciones del terreno y al potencial económico que generaba para las comunidades.
La cosecha de café de esta asociación es estacionaria y el grano se acopia el 80% en julio, agosto y septiembre, los ingresos generados en la cadena de valor se distribuyen de manera equitativa entre los diferentes actores. Entre los productos que comercializa Café Intag están café verde, orgánico, tradicional, tostado (suave, moderado y fuerte), selecto y café de mujeres, éste último elaborado por un grupo de artesanas. El portafolio incluye plantas de café certificadas, bioinsumos agrícolas, turismo cafetero, maquila y análisis físico y organoléptico de café.
“Los asociados cuentan con un especialista técnico de campo sin costo, se provee también de materiales, equipos, insumos para el cultivo, cosecha y postcosecha con subsidio, facilidad de pago sin intereses. Además, se promueven cursos de capacitación gratuitos y giras de observación internas y externas”, manifiesta.
La agrupación impulsa también proyectos orientados a renovar los cafetales existentes, la modernización del cultivo, el mejoramiento de procesos de postcosecha y el enfoque de género, esto con el fin de crear mejores condiciones de bienestar y desarrollo sostenible.
Sus cerca de 80 hectáreas son cultivadas bajo sistemas agroforestales y normativas orgánicas nacionales e internacional.
Su café verde y tostado, por ejemplo, cuenta con las certificaciones USDA NOP, UE, JAS, FDA de EE.UU., SPP Global de Comercio Equitativo y Buenas Prácticas Agrícolas de Ecuador. Mientras que, su café convencional tiene taza de especialidad Premium, conforme a estándares internacionales de la Asociación de Cafés Especiales, reconocida en Europa y EE.UU.
“En Ecuador no es muy difundido el concepto de Comercio Justo. En el exterior el sello nos ha permitido posicionar el producto con marca y origen reconocido”, remarca Fuertes.
Café Intag exporta anualmente alrededor de 30 toneladas a Japón, Europa y Norteamérica, con y sin certificaciones. Su planta procesa y comercializa mensualmente cerca de 1.500 libras de grano tostado. Por la pandemia, la demanda de café procesado se ha contraído notablemente, antes el volumen era de 2.000 libras, pero ya se está recuperando.
Otro ejemplo de cómo a través de la asociatividad se puede abrir el mercado es Coop Pro Chone, que se creó en el 2019 bajo la dirección del departamento de desarrollo productivo del GAD municipal.
Esta cooperativa agrupa a cerca de 35 socios, quienes a través de su local Emprende Market, en la calle Colón y Malecón, promueven una gran variedad de productos, entre ellos: rompope, requesón manjar, derivados de la leche, cerveza artesanal, chifles, snacks, barras de cacao, bombones, mistelas, entre otros.
Su gerente, Mariela Vera, afirma que a más de la tienda los productos de los emprendedores son impulsados y comercializados también, a través de ferias y una isla en el terminal terrestre de Chone. Entre sus planes está implementar una página web y la Plaza Emprende, con la que se pretende crear un espacio no solo para la exhibición, sino también un restaurante o un sitio para degustar las deliciosas propuestas de los emprendedores.
La comercialización e introducción de los productos en el mercado ha sido el principal obstáculo que han debido sortear. “Muchos de nuestros socios tienen buenos productos, pero se les complica el tema de la comercialización, especialmente en supermercados, como cooperativa nos reunimos con GADs provinciales y municipales para impulsar el proceso, dar forma a sus ideas, ayudarlos a sacar registro sanitario, en crear la imagen del producto y todo lo que les permita formalizarse”, señala Vera.
Parte de la oferta de Coop Pro Chone llega también a Quito al local Supermanabita, donde periódicamente les solicitan yogur, bebidas de Jamaica, trufas, rompope, requesón, mantequilla y longaniza. Muchos de sus socios cuentan con norma de Buenas Prácticas de Manufactura para la elaboración de los productos.
Este grupo de emprendedores está trabajando por reactivar la economía de la ciudad. A través del GAD municipal no solo participa en ferias, sino también se capacita con talleres de formación en diferentes áreas de negocio.
El año pasado la cooperativa tuvo una importante acogida con su canasta emprendedora navideña, la cual le permitió aumentar sus ventas en un 30%. “La asociatividad es muy importante porque la unión hace la fuerza. Creo que cuando uno está asociado entre todos podemos aportar con ideas y hacer cosas en grandes, es una manera de poder organizarse y trabajar en equipo y nos abre nuevos caminos”, remarca Mariela Vera.