Promover el desarrollo integral de las comunidades campesinas del cantón Salinas, en la provincia de Bolívar, a través de programas y proyectos con enfoque cooperativista ha sido el objetivo desde 1988 de la Fundación de Organizaciones Campesinas de Salinas (FUNORSAL).
Esta ONG de segundo grado nace con la unión de 26 organizaciones y con el fin de crear, gestionar y desarrollar empresas y microempresas para la producción, industrialización y comercialización de productos y servicios que dinamicen la economía de las organizaciones campesinas.
Su director ejecutivo, Vinicio Ramírez, señala que uno de los ejes iniciales de la institución fue la apertura de caminos vecinales (se abrieron 220 km de vía), y que posteriormente se enfocaron en la creación de cooperativas y asociaciones comunitarias.
Producto de esta gestión se desarrollaron cuatro cooperativas de producción y 23 asociaciones, y adicionalmente ayudaron en la instalación de 24 queseras en la parroquia. Parte de sus responsabilidades ha sido también brindar asistencia técnica y capacitación en temas productivos, contables, tributarios y administrativos a 27 de las 30 comunidades que tiene Salinas.
FUNORSAL trabaja actualmente en cinco ejes: cooperativismo, industrialización, capacitación, microcrédito y naturaleza con la conservación de páramos y bosques primarios. Dentro de sus unidades productivas está una hilandería comunal, la misma funciona en Salinas desde 1989 y procesa alrededor de 1.000 libras diarias de lana de oveja y fibra de alpaca, materia prima con la que se elabora hilo en madejas y en ovillos.
La fábrica emplea a 22 personas y recepta la materia prima de centros de acopio comunitarios de Cotopaxi, Tugurahua y Chimborazo, los cuales fueron formados por la misma fundación. Otra de las unidades productivas es la fábrica de embutidos, esta pequeña planta faena un promedio 20 chanchos semanales y fue creada para dar valor agregado a las materias primas que se producen en la zona.
En esta se elaboran 15 productos bajo la marca El Salinerito, entre ellos tocino ahumado, perniles, salami, prosciutto, jamón, mortadela, chorizos, salchichas, picaditas, pastel mexicano, queso de chancho, entre otros. Los productos cuentan con todas las normativas de calidad y su materia prima proviene de una granja porcina propia.
Vinicio Ramírez cuenta que tanto los productos que elabora FUNORSAL como de otras organizaciones se comercializan en las tiendas de El Salinerito en Quito, Guayaquil, Cuenca, Ambato, Riobamba y otras ciudades del Oriente.
“Nuestra fundación da el servicio de micromercado, ponemos los productos de todas las comunidades tanto de confitería, textiles, artesanías, lácteos y todo lo que estas puedan producir. Éstas se venden con la marca El Salinerito o con su propia marca”, señala.
La agrupación cuenta también con un centro de acopio de leche el cual procesa 15.000 litros de leche por día de los productores locales, a quienes también se les brinda soporte técnico, capacitación y asesoría para el desarrollo de nuevos productos. El director ejecutivo enfatiza que las fábricas de lácteos y quesos no son propiedad de la fundación, pues cada comunidad y asociación es autónoma.
Impacto
En sus más de tres décadas de trabajo FUNORSAL ha generado un impacto positivo dentro de la provincia de Bolívar y sus zonas aledañas. Entre los principales hitos, está el generar asociaciones comunitarias legalmente constituidas, con conocimientos de producción de calidad y con capacidad para administrar por sí mismas una fábrica.
Ramírez señala que la asociatividad brinda mayores oportunidades a los pequeños productores para que puedan hacer negocios. “Porque unidos podemos salir adelante, separados no llegamos. En el tema organizativo es importante fortalecer las capacidades para poder ser más competitivos; la asociatividad nos lleva a crecer, pero asimismo tiene desafíos”, manifiesta.
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